2 de agosto de 2006 - El Periódico.
Aída Toledo, con la lengua pegada al paladar
Por: Marta Sandoval
La escritora guatemalteca Aída Toledo presentará su libro “Con la lengua pegada al paladar”, hoy en la librería Sophos.
Con la lengua pegada al paladar es a criterio de Aída Toledo, su autora, un libro lleno de “nostalgia e idealización de lo que significa vivir lejos de Guatemala”. Fue escrito en Alabama durante los últimos años de la década de los 90 y más tarde presentado en tres concursos, en dos de ellos no obtuvo respuesta positiva. El tercero fue los juegos Florales de Quetzaltenango, ahí consiguió el premio único en 2003. Hoy, Ediciones El Kadejo presenta el poemario en la librería Sophos a las 18:30 horas. Comentarán Ana María Rodas, Francisco Nájera y Anabella Acevedo.
En esta entrevista la autora habla sobre el libro.
En “Oralizaciones sexocríticas” hay un interesante juego de palabras, una fragmentación. Hablame sobre esto.
– Ese texto que mencionas, según Francisco Nájera, es el más importante del poemario, y yo pienso que sí, desde distintos ángulos. Lo escribí durante una clase de Teoría Cultural en Pittsburgh. El tema de la clase era la literatura oral, pero la perspectiva del tema era demasiado masculina para mi gusto, entonces decidí, casi automáticamente, tomar notas en forma de texto poético, agarrando de la clase palabras aisladas, para ir armando en el mismo momento, a manera de escritura automática, un texto que deconstruyera esa visión que me causaba malestar. Y el texto es el resultado de ese experimento. Por eso es fragmentado y reconstruido por mi visión y percepción feminista.
En el poemario hay una fuerte alusión a los sueños y a los recuerdos. ¿Es lo onírico una de tus vertientes?
– Pienso que sí, mi poesía es muy onírica. De allí que a veces se ha dicho que como los sueños manejan la construcción de mis textos, mi poesía es “surrealista”, cuando en realidad no puede ser surrealista a la manera de los escritores de esa vertiente, sino es una revisitación de las prácticas de las vanguardias. En realidad yo no escribo siguiendo los lineamientos de los surrealistas, sino me acerco críticamente a sus prácticas. Me parece que esto sucede, no solo por mis lecturas de poesía de la vanguardia, sino porque allí, en esas prácticas lingüísticas, yo encuentro vías donde me puedo expresar sin tanto tabú y censura.
“En los sueños a veces suplo lo que no soy”. La literatura, como el sueño, ¿es un espacio para reconstruirse a sí mismo, para reinventarse como quisiéramos ser?
– Es cierto, me parece que hay un paralelismo entre sueño y literatura en los textos de este libro, como que la única opción para existir fuera la de escribir, y que como el motor de arranque poético es el sueño, entonces se valida como literatura. A través del sueño eres tú, ese ser humano que desea, ama y lo dice, o que no desea, odia y también es capaz de decir lo que no le parece.
Encontré en el poemario una especie de déjà vu, como si vivieras vidas que se repiten...
– Efectivamente, los textos van trabajando ese tema. El sujeto lírico tiene la impresión de que hay eventos que se le van repitiendo o que se parecen en algunos aspectos, como en los finales infelices o en los efectos sicológicos que provoca en el yo lírico. El “yo” es también una conciencia que puede percibir esos aspectos que quizás se le escapan a otros, hay una reflexión sobre el papel del escritor, en una sociedad tan caótica como la actual. O sea, dentro del mismo caos, el sujeto lírico, a través de la escritura es capaz de darse cuenta de que los hechos se repiten, o que las cosas se parecen y se nos aparecen como situaciones similares.
FUENTE: www.elperiodico.com.gt
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