Viernes 28 de julio de 2006. El Periódico. Opinión
Sobre ferias de libros. Un momento placentero como la lectura no podía hacerse a través de la computadora.
Por: Pablo Rodas Martini
Hoy en día, al menos en mi caso, me paso leyendo casi todo el tiempo a través de la computadora. Documentos en word o en pdf son asunto de todos los días, así que la computadora ya no es solo un instrumento para escribir sino también de lectura indispensable. Por eso cuando mi hijo me dice a veces que lo acompañe en algún juego en la computadora me resisto a que la computadora también sea mi diversión, pues por razones de trabajo estoy atado a ella.
Hace un par de años me suscribí a www.questia.com que supuestamente es la biblioteca virtual más grande del mundo. Desde el punto de vista costo-beneficio es muy conveniente pues por un monto anual permite acceso a una biblioteca gigantesca. Comencé a leer algunos libros a través de esta vía, pero al año mi suscripción expiró casi sin uso, ya que tardíamente me percaté de algo: no quería que un momento placentero como la lectura la tuviera que hacer a través de la susodicha computadora.
Frecuentemente estoy adquiriendo libros vía www.amazon.com más que todo por la diversidad tan amplia que uno tiene a través de esa vía, y también porque a nuestros libreros muchas veces se les va la mano con los precios, y resulta mucho más caro comprar a través de ellos, que hacerlo de manera directa. Además, por Amazon uno puede adquirir libros de segunda a precios muy favorables. Sin embargo, nada se puede comparar a estar viendo los libros directamente de los anaqueles. Por ejemplo, me ha tocado ir al Distrito Federal en varias ocasiones en meses recientes, y ya sé que una de mis primeras visitas obligadas es la famosa librería Gandhi. De ferias de libros he tenido la suerte, por azar del destino, de visitar las de Buenos Aires, de Santiago de Chile y del Distrito Federal. Me han invitado a talleres o eventos y como siempre procuro echar un vistazo a los diarios de los lugares que llego, me he enterado por casualidad que se está llevando a cabo la feria correspondiente, por lo que no pierdo la ocasión y me doy una escapada.
En el caso de Buenos Aires llegué a un aeropuerto procedente del interior y tenía que ir a otro aeropuerto horas más tarde, así que con equipaje en mano me fui para la feria, de donde salí más cargado de peso.
En Santiago de Chile, el presidente Lagos estuvo presente en la inauguración de la feria, aunque ese día parece que llegaba de un viaje largo; era el evento cultural de Santiago por excelencia y el Presidente no podía estar ausente. En México me llamó la atención que se llevaba a cabo en el Palacio de la Minería ubicada en el centro de la ciudad. Por cierto, en uno de esos viajes también me tocó visitar la feria de plástico que había en el DF. No tenía otra opción, así que no pude escaparme, pero me sentí tan fuera de lugar (maquinaria y productos de plástico) y añoraba poder estar en la feria del libro.
En los tres casos eran ferias de libros inmensas. En Buenos Aires solo habré recorrido un área muy pequeña; en Santiago y el DF sí tuve la oportunidad de recorrerlas casi por completo. Como una vez comentaba, no compro libros de economía, que es con lo que me toca lidiar todos los días. Me atrae ver los anaqueles de Historia; eso facilita el recorrido en lugares tan inmensos como las ferias de libros: tener un tema de interés particular.
Algo que es vital en las ferias –y que ojalá lo hagan ahora nuestros libreros– es que den buenas ofertas. De nada sirve una feria si los lectores van a encontrar precios idénticos o casi idénticos a los que hay en las librerías. Me recuerdo que antaño eso ocurría en Guatemala, por lo que la gente se frustraba: las “ofertas” eran aquellos libros que se notaba que los libreros no habían logrado vender ni a patadas en sus librerías y que ni modo las terminaban por rematar en la feria, pero sus mejores libros seguían a precios inamovibles.
De nuevo ando corriendo con trabajo, pero a como de lugar me daré una escapada con la familia a esta nuestra feria del libro que esta semana se está inaugurando. pablorodas@yahoo.com.
FUENTE: El Periódico |