Mi tiempo
Mi tiempo Formato "PDF" [Páginas 16-17 — 44.8KB]
Imágenes de portada e interiores: Luis Caal.
Foto del autor: Marybel Iriondo.
Contenido:
Repaso por un fuego interno
Sal /
Origen /
Raíces al viento /
Mi tiempo /
Afuera /
Intimidad /
Tiempo de piedra /
Declaración /
De la vieja manía de ver figuras en las nubes /
Sangre y conjuro /
Caronte /
Mensaje para un niño agazapado /
Última caricia /
Pupilas tristes /
Juego de las huellas /
Ellas /
Del oficio de contar cuentos y otros encantamientos /
Pescador que aprendió a cantar /
Celebración /
Niño que imagina y salva /
Sobre las convicciones a mitad de la carrera /
Sobre los usos del papel /
Nocturno II /
Elogio de las puertas /
La vida como pausa /
Despedida temprana
Luna que arde
Quinto sol /
Indelebilidad /
Intensidad en tu jardín /
Memoria /
Universo /
Caballitos de mar /
Oscuridad /
Musa de una noche de colmenas /
Clases de pintura, primera lección /
Signos de amor para el día en que naciste /
Manifiesto /
Paradoja del ocaso eterno /
Conversaciones sin vos /
Aún te espero /
Testigo /
Vino de frambuesa /
Universos que se tocan /
Día de mercado /
Fantasma del amor presente
Reflejo del fuego en la tierra
Milpa es mi amor /
Conjugación de la mañana /
Desgranar /
Xib’alb’a /
Canto a Latinoamérica /
De tortillas, barro y amor /
Mito de sostenibilidad /
Contra el absurdo nacionalismo /
Mi corazón en Honduras /
Libres corazones de maíz /
Al narrador del volcán de Agua /
Canto a una campesina /
Venas profundas /
Los pueblos de la selva /
El verbo /
Memoria viva Km. 169 /
Dijeron que nos avisarían... /
Pueblo que busca la justicia /
Las universidades también /
Modernidad /
¡Aquí estamos! ¡En Ixim Ulew! /
Metamorfosis de la esperanza /
De la historia y la utopía /
Armonía-mundo /
Declaración local de derechos humanos
Cenizas en un cr áter de la luna
Abrir la ventana un martes por la tarde /
Recuerdo forzado por la luna /
En busca de una sombra /
Dispuesto al sacrificio /
A ninguna parte /
Sonora /
Amor /
Pilar de invierno /
Pez celeste /
Telaraña
Sonrisa Marginal
Ut’z Ipetik /
Sonrisa marginal /
El mar que elegimos /
No te extraño /
Efectos /
Gastos de lavandería /
Amor, el sol se levantó /
Verdad /
Instantes /
Canción de cuna para un cariño perpetuo /
Pequeña canción para un trecho del camino /
Llover desde los árboles /
Habitación /
Domingo por la tarde /
Infinita compañía /
Abrazando la niebla /
Mar, cielo, lluvia /
Tu dorso de lince complacido /
Respuesta durante el amor.
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De contraportada: Este “Documento” que tenemos en las manos es inalterable, porque la vida que aquí se escribe es inalterable, al igual que el amor, la memoria y las raíces. Podríamos elegir no leerlo y estaría bien, porque nos salvaríamos de la belleza, la hondura y los caminos de la perplejidad elegidos por Pablo Sigüenza, su autor. Si elegimos el camino de lo insondable, este poemario se convierte en un libro de viaje y travesía.
Los mojones que marcan este caminar, comienzan por el repaso de un fuego interno y una luna que arde, para luego reflejar el fuego en la tierra y el sentir de las cenizas en un cráter de la luna. En la última parada, el poeta sabe que ella sonríe marginalmente. Sabe que su obra parte de una profunda voz interior que sale al encuentro de la otra persona a quien se ama en libertad, mientras abraza a una comunidad hecha de milpa y tiempo. La constante de esta poesía ontológica, es la conciencia profunda del ser y el sentido de pertenencia a una cultura milenaria que resiste cada día, de cada siglo, por los siglos. El poeta no habla desde un yo circunstancial, sino desde el yo situado en la intersección de sus particulares circunstancias y sentires, un yo que lo contiene a él, que en los pueblos se realiza y se diluye, “como muñeco de sal en el océano”.
Es una poesía sin dioses, pero llena de paraísos, Xib’alb’as, montañas y campos sembrados de futuro. Poesía sin dogmas, pero llena de conciencia y universos. La poesía de Pablo Sigüenza es su pueblo, su amor, su milpa, su selva, sus muertos y su esperanza sostenida. “Con hambre de construir mi historia / y la del pequeño pueblo / la red se extendió sobre aquella lámina / el presente fue entonces / una tormenta de peces multiplicados por el viento / sin cadenas / sin voces ahogadas / murmullos, gritos felices, / una hermosa canción.”
He aquí un poeta, un empalabrador esencial, un justo juzgador de la vida. El poeta de la montaña y del maíz, de la laguna y el viento, de la justicia y el canto del ti’tz’ikin, la esencia y la sangre. Sus pies morenos caminan junto a otros pies morenos por los caminos de los conjuros y el barro, para conjugar las mañanas. En un acto de profunda resistencia, sabe que “es una tragedia pensar / que un hermoso árbol de treinta metros de alto / frondoso, con flores rojas en primavera / ahora sea cheque en blanco / para el pisoteo de la dignidad / o papel de imprentas monetarias / para estampar la cara de cualquier estúpido gobernante.”
Las palabras de Sigüenza sobre la idea y el sentir “hacen amor” en este poemario. Palabras que forjan un documento poético inalterable y transparente. Sus poemas nombran y crean mundos donde no caben las máscaras. Ut’z Ipetik sea su palabra.
Carolina Escobar Sarti |
Pablo Sigüenza Ramírez. Guatemala, 1978. Mestizo kaqchikel. Escritor, editor e investigador social. Profesor universitario, siempre en intentos de aprendizaje. Ha publicado
Relatos verdes en escala de gris (Magna Terra, 2015); Ana es la luna y otros cuentos cotidianos (Magna Terra, 2017);
Entre la milpa (Editorial Universitaria); El amanecer maya (Parutz’ Editorial, 2021);
Es el viento que llega alrededor del fogón (Alambique, 2021); Escogimos la tercera (La Chifurnia, 2022). Publicado en la antología:
Una palabra que perfora el tiempo (Editorial Metáfora, 2021).
Participó en los festivales internacionales: Amada Libertad en El Salvador, 2018; de Poesía Contemporánea de San Cristóbal de las Casas, México, 2019; de Poesía en Antigua Guatemala, 2021; de Poesía de Quetzaltenango, 2021, 2022 y 2023; Carruaje de Pájaros, Tuxtla Gutiérrez, México, 2021; de Poesía de San Salvador, 2022. También fue parte del Festival de Poesía Llamarada de Tusa, de Amatitlán en Guatemala, 2019. Ha participado en lecturas virtuales en Colombia, Ecuador, El Salvador, México, Estados Unidos y Guatemala.
Ama la cotidianidad y las luchas de resistencia de los pueblos latinoamericanos y el escenario verde y gris que las cobija. Agradece los caminos y montañas que llevan al paraje de la nostalgia y el cariño. Pretende escribir más relatos y versos, si el pasado lo permite. |