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El Diario de Hoy / Vida. Expresiones. El Salvador, miercoles 6 de diciembre de 2006.
» Ha publicado cuatro libros en El Salvador y alrededor de 10 en Francia, México y Guatemala.
Novedad y trayectoria |
Rafael Menjívar y sus formas de morir El escritor salvadoreño Rafael Menjívar Ochoa presenta hoy la novela “Cualquier forma de morir”. Es la cuarta de una serie de relatos policiales. La narración se ubica en la ciudad de México y toca temas como la evolución del sistema político de ese país por medio de su comportamiento policial, aunque con un enfoque humano más que político. “Es la historia de un policía antinarcótico que cae en prisión por narcotráfico, cuyo principal objetivo es salir vivo de la cárcel, no sin antes ser utilizado como chivo expiatorio”, explica Menjívar Ochoa. Para la creación de “Cualquier forma de morir” el autor asegura que incorporó algunos elementos como los asesinatos de ciertos funcionarios públicos mexicanos en la década de los 90. “Los incluí con el fin de contar una historia ‘simpática’”, explicó. “En lo que yo escribo no hay ninguna motivación política sino las ganas de contar historias. Hay una intensión de hacer libros fácilmente leíbles”, comenta el escritor. La serie policial, de cinco en total, fue escrita entre 1988 y 2005. El libro se presentará hoy a las 5:30 de la tarde en la librería La Casita. La editorial es F&G Editores de Guatemala. El precio es de seis doláres. Trece La obra del escritor y periodista Rafael Menjívar también ha sido traducida al idioma francés. Esta vez con el libro “Treize” (Trece), que se presentará esta semana en Francia y que ya se ha publicado en México y Guatemala. “Treize” cuenta la historia de un hombre que toma la decisión de acabar con su vida. Para hacerlo se da trece días, y así lo cumple. Rafael presenta un recorrido por las reflexiones de una persona antes de suicidarse. El autor dice sentirse “muy orgulloso por considerar esta novela como una de sus mejores en cuanto al uso del lenguaje”. Otras obras publicadas son: Historia del traidor de nunca jamás, Instrucciones para vivir sin piel, Terceras personas, Algunas de las muertes (poemario), entre otros. Actualmente es el director de la Casa del Escritor en Los Planes de Renderos. |
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Revista D / Prensa Libre Pág. D-29. Guatemala, domingo 21 de enero de 2007. |
Ese año todos se suicidaron: políticos, agentes antinarcóticos, el director de un periódico, un empresario y un juez que enjuiciaba a narcotraficantes. Éstos, mientras tanto, toman unas vacaciones en la cárcel y desde allí manejan los hilos de la corrupción y deciden los siguientes suicidios, entre ellos el del candidato presidencial. Un simple policía, encarcelado como chivo expiatorio, se ve arrastrado por el torbellino de muertes y trata de salir con vida de un lío que no comprende, con una buena dosis de pragmatismo y de violento humor negro. Cualquier forma de morir es parte de la saga de novelas negras iniciada por Rafael Menjívar Ochoa con Los años marchitos (1990), Los héroes tienen sueño (1998) y De vez en cuando la muerte (2002). Además, es autor de Manual del perfecto transa (México, 1999), Del amor de la muerte (México, 1999) e Instrucciones para vivir sin piel (Francia, 2005, inédito en español). Cualquier forma de morir, Rafael Menjívar Ochoa. 115 páginas. F&G Editores. Presentación: miércoles 24, a las 18 horas, en Sophos Reforma, 13-89 zona 10. |
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Diario La Hora / Cultura, farándula y más Pág. 23. Guatemala, martes 23 de enero de 2007. |
F&G Editores es
quien tiene a su cargo la publicación de la novela "Cualquier forma de
morir" del autor salvadoreño Rafael Menjívar Ochoa que será presentada
mañana a las 18:00 horas en Sophos de la Avenida Reforma. |
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Diario de Centroamérica / Cultura y Farándula. Pág.. 13. Guatemala, miércoles 24 de enero de 2007.
» El libro “Cualquier forma de morir”, será entregado hoy a su autor, Rafael Menjívar Ochoa, en librería Sophos. |
Cualquier forma de morir” es parte de la saga de novelas negras iniciadas por el escritor en 1990. La editorial F&G editores, hará entrega hoy del libro “Cualquier forma de morir” a su autor, el escritor salvadoreño Rafael Menjívar Ochoa, en solemne acto que se realizará en la librería Sophos (avenida de La Reforma 13-89 zona 10, centro comercial El Portal, local 1 ) a partir de las 18:00 horas. La novela, de escritura ágil, original e interesante trama, nos cuenta que “Ese año todos se suicidaron: políticos, agentes antinarcóticos, el director de un periódico, un empresario y un juez que enjuiciaba a narcotraficantes. Estos, mientras tanto, toman unas vacaciones en la cárcel y desde allí manejan los hilos de la corrupción y deciden los siguientes suicidios, entre ellos el de un candidato presidencial Un simple policía, encarcelado como ‘chivo expiatorio', se ve arrastrado por el torbellino de muertes y trata de salir con vida de un lío que no comprende, con una buena dosis de pragmatismo y de violento humor negro”. “Cualquier forma de morir” es parte de la saga de novelas negras iniciadas por Rafael Menjívar Ochoa con “Los años marchitos” (1990), “Los héroes tienen sueño” (1998) y “De vez en cuando la muerte” (2002).
Del autor Ha obtenido premios nacionales e internacionales de literatura, historieta y video. Una parte de sus novelas se ha publicado en francés, y sus cuentos aparecen en antologías en Francia, Alemania, Italia, España y México. Ha publicado “Historia del traidor de nunca jamás” (Costa Rica, 1985; Francia, 1989); “Algunas de las muertes”, (México,1986); “Los años marchitos”, (Costa Rica, 1990); “Terceras personas”, (México,1996; Francia, 2004); “Los héroes tienen sueño”, (El Salvador,1998); “Manual de perfecto transa” (México 1999); “Del amor de la muerte”, (México,1999); “De vez en cuando la muerte” (El Salvador, 2002); “Instrucciones para vivir sin piel” (Francia, 2005, inédito en español); “Un buen espejo” (México, 2005); “Trece” (México, 2003; Francia 2006); “Tiempos de locura” (El Salvador, 1979-1981) (FLACSO 2006). |
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Prensa Libre / Cultura. Pág. 73. Guatemala, miércoles 24 de enero de 2007. |
“Cualquier forma de morir”, parte de la saga de novelas negras del escritor salvadoreño Rafael Menjívar Ochoa, será presentada hoy a las 18 horas en la Librería Sophos, zona 10. La reseña del libro estará a cargo de Javier Payeras y del autor. Menjívar Ochoa, escritor, periodista y traductor, quien ha sido galardonado tanto en El Salvador, su país natal, como en otros países, es el primer autor salvadoreño publicado por F&G Editores. |
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Prensa Libre / Cultura. Pág. 73. Guatemala, miércoles 24 de enero de 2007. |
F&G presenta nuevo libro Nítidamente publicada por F&G Editores, “Cualquier forma de morir”, de Rafael Menjívar Ochoa, no descarta el influjo de “La vida del Buscón llamado don Pablos”, novela picaresca de Quevedo. Porque la obra de Menjívar se adentra en la zona del humor negro que nos lleva a los abismos de la mente masculina misógina. Sólo que en “Cualquier forma de morir”, la violencia es mayúscula y el ingenio, aún más cruel. Por algo en el epígrafe se cita a Hugo Lindo: “Somos la bestia en su guarida...”. La cárcel es el lugar principal en donde se maquinan asesinatos llamados suicidios de esta novela amarga. Las mujeres casi no aparecen, y si se las menciona es de manera despectiva: –“Mi hermana era puta, pero sólo yo lo digo–, gritó el Ciego detrás de mí”, cuenta el protagonista que narra en primera persona: “...Estaba acusado de matar a la mujer a cuchilladas y eso no me iba a ayudar. Yo no la había matado, pero allí estaba la confesión, con firma y todo. (Luego, la ironía): Hay gente que se toma en serio las confesiones firmadas”. “Todo el mundo se suicidó ese año. Morirse se puso de moda. Hay épocas así. No es que la gente hiciera cola para saltar de los edificios, pero la cosecha fue buena... Igual terminé suicidado, pero pudo ser peor.” Hasta uno que encontraron con un tiro en la nuca, fue considerado suicida. Personaje central es el primo del protagonista: era imbécil, pero imbécil malvado que violaba a sus parientes niños, niñas y adolescentes. También un enfermo que mataba sin remordimiento. La abuela le perdonaba todo: “Que haya abusado de una legión de primos estaba bien; era parte del folclore familiar...”. Por fin lo mata el protagonista, cuando ya murió la abuela: “Sin la abuela cerca se hubiera pasado jodiéndole la vida a toda la familia por los siglos de los siglos. Era un problema de salud pública, y a mí me tocó ser el cirujano...”. Como otras descripciones de los personajes, la del Sapo raya en lo esperpéntico: “Los tatuajes se le movían en los brazos y la espalda como bailarinas de burdel malo”. La muerte es sin duda la principal fuerza que mueve la novela. Muertes ridículas, como la de la madre del protagonista que, sonriente, “se quedó parada frente al autobús...” Santiago Celis, otro personaje infame: “tenía colmillos afilados, con todo y su sonrisa de vedette sin futuro”. Algo que trae a la mente las descripciones de los personajes de Valle Inclán en “Tirano Banderas”. Personajes “esperpentos”. Descripciones sagaces. “De todas las formas de morir que existen, la que aplicaba el Sapo era la más decente. Nada de gritos, nada de angustias, nada de nada. Uno hasta podía seguir sonriendo a la hora de llegar con San Pedro o con quien fuera...”. Muertes van, muertes vienen: suicidios-asesinatos. Tarde o temprano a todos les llega la hora, aunque imaginen la muerte en un futuro inexistente; aunque ésta se encuentre a la vuelta de la esquina. Por algo en la contraportada se habla de un “violento humor negro”. Es una manera de escribir de los machos a lo Marco Antonio Flores. Excelente uso del lenguaje. Tremendismo. Salvajes y acertados retratos de los asesinos más depravados. Nada agradable. “Cualquier forma de morir” fue presentada el 24 en Sophos. Excelente edición de F&G. 115 páginas. |
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criticasmagazine. Febrero de 2007. |
Menjívar Ochoa, Rafael Salvadoran Menjívar Ochoa (b. 1959) follows the tradition of Central America’s tough-talking writer. A translator and journalist as well as a novelist, he studied music and English literature and lived abroad between 1973 and 1999, mainly in Mexico. This prize-winning author has published numerous works, many of which have been translated into French, German, and Italian. In this latest work a policeman sent to jail as a scapegoat discovers that his fellow inmates are well-known public figures who pretended to commit suicide in order to take a break inside the prison walls. A familiar cast of characters (ranging from homosexual drag queens and drug traffickers, to priests and parasites, to military men and journalists) people these pages. But they have little substance or development; despite an interesting premise, the author fails to give his characters depth or make their situations convincing. With his short and pithy sentences, admittedly sometimes quite clever, Menjívar Ochoa has mastered the terse prose that has characterized much of Central American writing for the past 40 years; Guatemalan Marco Antonio Flores flaunted this style in Los Compañeros (“The Comrades”). Unfortunately, it now seems a little dated; this new work reads like a mix of the hard-boiled cynicism and noir mastery ofRaymond Chandler’s works and the heavy-handed German grotesqueness of Georg Buechner’s Woyzeck. Recommended for libraries specializing in Central American literature.—Dr. Catherine Rendón, Savannah, Ga. |
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Revista este país / Op.cit. Pág. 7. Guatemala, marzo de 2007. |
Rafael Menjívar Ochoa, Cualquier forma de morir,
Esta novela forma morir”, parte de la saga de novelas negras iniciada por Rafael Menjívar Ochoa con Los años marchitos, Los héroes tienen sueño y De vez en cuando la muerte. Periodista y traductor, originario de San Salvador, ha sido galardonado con premios nacionales e internacionales y parte de sus novelas se ha publicado en francés. También, algunos de sus cuentos aparecen en antologías de Alemania, Italia, España y México, país donde vivió muchos años. En este libro, existe de todo: cárcel, corrupción, crímenes, pragmatismo, violento humor negro, suicidios e incluso, la de un candidato presidencial. |
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www.letras.s5.com Chile, mayo de 2007. |
Por: Lilian Fernández Hall El último trimestre del año 2006 se convirtió en una confirmación del excelente estado de la narrativa actual de El Salvador. En el lapso de tres meses aparecieron, en distintos sellos, tres títulos de sendos escritores salvadoreños. Tres novelas que, con distintos temas, estilos, enfoques y niveles de lenguaje, ilustran el desarrollo y la riqueza de la literatura de los escritores salvadoreños tanto residentes en el país como en el extranjero. Las obras a las que nos referimos son, en orden de aparición: Desmoronamiento de Horacio Castellanos Moya (aparecida en octubre), Cualquier forma de morir de Rafael Menjívar Ochoa (noviembre) y El perro en la niebla de Róger Lindo (diciembre). Horacio Castellanos Moya (Tegucigalpa, 1957), escritor salvadoreño recientemente establecido en la ciudad norteamericana de Pittsburgh -luego de años de residencia en México y en Alemania-, es uno de los más sólidos narradores de su generación. Autor prolífico, confirma en Desmoronamiento su dominio de las técnicas de la narración y su ambición de enriquecer aún más el universo novelístico que ha ido construyendo en sus obras de los últimos años. El perro en la niebla, por su parte, es la primera novela de Róger Lindo (San Salvador, 1955), periodista y poeta residente en Los Angeles. Es una novela ambiciosa, de tono mesurado, que da testimonio de un período de la historia reciente de El Salvador, abarcando desde los inicios de la guerra civil hasta los llamados Acuerdos de Paz de hace un decenio. Cualquier forma de morir, publicada por la editorial guatemalteca F&G editores en una sobria y cuidada edición, es una novela corta e intensa del escritor Rafael Menjívar Ochoa, y continúa el ciclo de novelas negras iniciadas por el autor con Los años marchitos (1990), Los héroes tienen sueño (1998) y De vez en cuando la muerte (2002). Rafael Menjívar Ochoa nació en San Salvador (1959) donde residió hasta 1973, cuando se trasladó con su familia a Costa Rica primero, y a México después. Allí vivió hasta su regreso al país en 1999. Es escritor, periodista, traductor y tiene actualmente a su cargo la Casa del Escritor en San Salvador, establecimiento cuyo objetivo es la formación y el impulso de las nuevas generaciones de escritores y artistas del país. La Casa del Escritor, auspiciada por CONACULTURA (Consejo Nacional para la Cultura y el Arte), realiza una labor destacada en la formación profesional de nuevos escritores. La novela Cualquier forma de morir se suma a la ya considerable producción novelística de su autor, que cuenta con varias obras publicadas en el país y en el exterior. Varios de sus textos han sido traducidos al francés, inglés y alemán e incluidos en antologías en Francia, Alemania, Italia y España. Sus obras se han hecho además acreedoras a distintos premios y menciones literarias. Enraizada como dijimos en la tradición de la novela negra, y especialmente en su variante "hard-boiled", escrita a partir de Dashiell Hammet, Cualquier forma de morir nos introduce en un mundo cerrado, brutal, sin compasión. Aunque nunca se mencione el lugar donde transcurre la acción, la novela está claramente ambientada en México, donde el autor vivió casi veinte años. La galería de personajes es variada y encaja perfectamente en ese sistema de corrupción y criminalidad constituido por las mafias del narcotráfico por un lado, y las fuerzas policiales del país por el otro. El espacio concreto fundamental donde se desarrolla gran parte de la acción es una cárcel, en la novela denominada el "Reclusorio". El narrador, del cual nunca se sabe el nombre, es un ex integrante de las fuerzas policiales antinarcóticos y ex jefe de escoltas de un tal "Comandante". La casi totalidad de los personajes carecen de nombre propio (con la curiosa excepción de los cabecillas del narcotráfico local, los hermanos Francisco y Santiago Celis), y son denominados en la novela con apodos tales como el "Sapo", el "Cura", el "Ciego", el "Ronco", el "Coronel", etc.; apelativos que revelan alguna característica física, de carácter o de ubicación jerárquica en este mundo estrictamente normado. A pesar de esta aparente despersonalización, los personajes no se transforman nunca en estereotipos. Menjívar Ochoa, en mucho gracias a su excelente manejo del lenguaje, logra plasmar distintas personalidades con una admirable economía de recursos. Esta es una novela corta pero intensa, sólidamente construida y narrada con destreza, elegancia y humor. Más allá de la anécdota, no del todo simple (a veces es necesaria la relectura para ubicar las distintas piezas del relato), se podría decir que la protagonista omnipresente de la novela es la muerte. O mejor dicho, las distintas formas o maneras de morir. O de evitar la muerte, hasta donde se pueda. Las reflexiones del personaje central o narrador (llamémoslo "N") giran con frecuencia en torno a este tema. Con credibilidad y grandes dosis de humor negro, cinismo e ironía, N encuentra una voz propia que nos hace partícipes de sus conclusiones acerca de las distintas formas de vivir y de morir: sobrevivir a cualquier precio ("me fijé una regla estricta: yo no iba a ser el muerto" p. 69) o morir antes de tiempo, creyendo ser héroe ("cuando un héroe se muere no es un héroe. A lo mejor sea héroe después de muerto, a lo mejor haya sido héroe antes de morirse, pero en ese momento es alguien a quien se lo está llevando la chingada. Nada más, nada menos." p. 81).
Estas diversas maneras de vivir o morir están siempre presentes en el
relato. Varios personajes, por ejemplo, pasan a estar "oficialmente"
muertos (de acuerdo a partes oficiales o noticias en los periódicos)
luego de una riña o una balacera. Esta es una forma de "desaparecer" y
evitar represalias o castigos, pero implica a la vez el paso a una
tierra de nadie; una manera de no existir, de ser enormemente vulnerable
y estar en manos del cabecilla de turno. La otra forma de morir es la
absurda denominación de "suicidio" a ciertos asesinatos ordenados por
los distintos grupos que se disputan el poder. Durante el transcurso de
la novela presenciamos una serie de tales "suicidios": un empresario,
tres comandantes narcos, el director de un diario de oposición y hasta
un candidato presidencial. Con una buena dosis de humor negro, comenta
N: "Todo el mundo se suicidó ese año. Morirse se puso de moda." (p. 49).
Pero en medio de tanta muerte, N sobrevive, aunque muy próximo varias
veces a trapasar ese límite difuso entre la vida y la muerte. A veces lo
llaman víctima, pero la clave de su permanencia en el mundo de los vivos
quizás esté en este diálogo: La tensión narrativa de esta novela no decae en ningún momento. Menjivar Ochoa hace gala de una prosa ajustada, sin titubeos, que involucra al lector y no lo suelta. Sus diálogos son seguros y encuentran siempre el registro adecuado. Cualquier forma de morir nos presenta un ambiente machista, brutal y despiadado. Machista porque éste es, sencillamente, un mundo habitado y regido por hombres, donde las mujeres tienen un rol secundario (aunque existan excepciones, como la figura de la abuela). Brutal y despiadado porque no hay tiempo ni posibilidad de evaluar las acciones: quien no mata, muere. Todas las energías están concentradas en sobrevivir. La obra de Rafael Menjívar Ochoa no nos proporciona directamente un panorama alentador. Sin embargo, hay algo que impide que la desesperanza nos gane: la supervivencia en sí es una victoria. Victoria sobre la muerte, en todas sus formas y ropajes. El humor, aunque muy negro, es otro mecanismo transgresor y generador de esperanza. El texto que empezó con un "Pero la luna no grita..." (p. 9) termina con la afirmación: "La luna estaba gritando"(p. 115). El círculo se cierra y la vida, para quienes han logrado conservarla, continúa. La novelística de Rafael Menjívar Ochoa y de muchos otros autores salvadoreños actuales -a los mencionados anteriormente hay que agregar por lo menos dos nombres de narradoras destacadas: Jacinta Escudos (1961) y Claudia Hernández (1975)-, son prueba de la efervescencia de la literatura centroamericana actual, que nos está brindando nombres muy interesantes y obras de notable calidad. |
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elPeriódico / Cultura y ocio. Pág. 20. Guatemala, martes 4 de marzo de 2008. |
“Cualquier forma de morir” Por: Méndez Videz La lectura de la novela Cualquier forma de morir del escritor salvadoreño Rafael Menjívar resultó ser una experiencia inquietante y estupenda. Por más de un año tuve esta obra haciendo cola en la percha de libros pendientes que mantengo siempre en mi escritorio, y el descubrimiento fue tan pródigo que ahora lamento mi tardanza. Esta obra no posee un gran argumento pero no importa, porque su magia está en el manejo de la ficción, en el vigor con el que narra (dueño de un lenguaje viril, irónico, cínico, descreído) y la plasticidad de sus descripciones. El protagonista va entre celdas y celdas en la cárcel, se acomoda frente a narcos, contempla el escenario grotesco sobre alfombras persas de un maleante rey acariciando a dos maricones en la cabeza, como si fueran perros, jalándoles los mechones hasta hacerlos gritar, y es como si estuviéramos presenciando una película. Es una novela de cárcel, de criminales, de malditos, de desgraciados, de coroneles que se suicidan dejando una nota con la explicación “Me mató Ortega”. El mejor pasaje del libro se logra cabalmente cuando narra el suicidio del Coronel. Es un capítulo nítido, emotivo, ingenioso desde las primeras líneas: “Cuando un héroe se muere no es un héroe. A lo mejor sea héroe después de muerto, a lo mejor haya sido héroe antes de morirse, pero en ese momento es alguien a quien se lo está llevando la chingada”. El protagonista presencia el suicidio del Coronel como en la réplica moderna del Fedro de Platón, en un escenario de casa de colonia, amueblada al crédito, con las sillas del comedor aún cubiertas con plástico. Con una mirada dura y triste, el suicida le pregunta a su testigo si alguna vez ha sentido la felicidad: “¿Has salido alguna vez a la calle sintiéndote contento porque todo lo que te pasa es bueno? Te atienden bien en el supermercado, te abren la puerta cuando entras al banco, no hay una pinche cola larga para llegar a la caja, y cuando llegas la cajera te sonríe y te dice buenos días. Llegas a tu casa y tu mujer te quiere y tus hijos no te chingan. Pones la televisión y están pasando una película que querías ver. Te acuestas y no tienes broncas para dormirte. ¿Te ha pasado?”. Así de insípida puede concebirse la vida. El Coronel expresa su pensamiento como Sócrates, limpia la escuadra y se mata. Las horas en la cárcel son largas y cambian tanto a la gente que de repente expresa al contemplar a “dos maricas que de seguro eran de reciente ingreso, porque no tenían la mirada de los que han pasado allí más de 15 días”. Las comparaciones en la descripción son absurdas e ingeniosas, como “Tenía una mirada capaz de destapar botellas”, u observaciones como: “Se supone que los policías fuman cuando están esperando, o sea siempre”, y lamenta la tristeza de quienes tienen cara de víctima, y por lo tanto están disponibles para lo que sea. La cárcel donde se sucede la acción se descubre al final en Tijuana, pero podría haber sido en Guatemala, o en El Salvador. Léanlo, me parece muy recomendable, una pequeña joya publicada en nuestro país por F&G. |
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